Supera tu miedo a ganar dinero
Viniendo del mundo corporativo y sobre todo del mundo del marketing, siempre me sorprendió ver cómo dentro de las distintas certificaciones de coaching que llevé, en ninguna me hablaron sobre cómo hacer de esto una profesión rentable. Por supuesto, estamos hablando de vocación de servicio, de acompañar a muchas personas, pero también de una profesión que me permita generar ingresos importantes para tener la vida completa que imaginé.
No me mal entiendas, no puedo estar más agradecida a las instituciones que fueron parte de mi formación, ¡literalmente me cambiaron la vida! Es sólo que vi tantas personas maravilladas con sus propios procesos, que renunciaron a sus trabajos para dedicarse por completo al coaching, para luego, después de algunos meses, sentirse frustrados, quebrados económicamente y absolutamente inseguros con lo que tenían para ofrecer al mundo (y muchos buscando reincorporarse al tradicional mundo laboral).
Por alguna extraña razón existe un divorcio casi declarado entre tener vocación de servicio y desear ganar dinero por ello (¡y ni qué decir de la mala palabra: AMBICIÓN).
Es como si un coach o terapeuta sólo por el hecho de buscar lo mejor para su cliente y ayudarlo a explotar su máximo potencial, no pudiera cobrar lo que se merece por ello.
Y lo puedes ver todo el tiempo, el dinero es como la palabra prohibida. Coaches que prefieren no saber cuánto ganan (o no lo cuentan), otros que cobran muy poquito y tantos otros que tienen pánico cuando tienen que decirle a su cliente que han subido sus precios (¡si! te tiemblan los labios). Y la verdad, que yo misma tengo que confesar que también estuve ahí.
Ser coach es una profesión maravillosa. Es una vocación que te permite cambiar vidas y ayudar a personas en tantos frentes: superar traumas infantiles, felicidad en el hogar, mejorar autoestima, superar un divorcio, acelerar a mujeres emprendedoras, lograr ascensos y posiciones soñadas e incluso ayudar a personas a duplicar ingresos mensuales logrando así muchas oportunidad para su familia. Y la verdad que para que tus clientes logren todas estas hazañas e historias de superación, tiene que haber habido un coach presente, que pueda dar lo mejor de él o ella, que pueda ser capaz de dejar sus propios problemas a un lado, sesión a sesión.
Dentro del inmenso mundo de nuevos coaches que cada mes dan el salto para iniciar este camino de entrega, son muy pocos los que realmente terminan logrando una vida a partir de ello. ¿Por qué? Porque mucho desisten en el camino al darse cuenta que no están logrando los ingresos necesarios para vivir del coaching. Porque en el camino aprendieron que este camino de entrega, es eso, sólo un camino de entrega, pero no de recibir. ¡Ni qué decir de recibir bien! Porque dime una cosa,
¿no eres mucho más capaz de dar, de entregarte, de poner tus propios problemas a un lado cuando el asunto económico está resuelto?
O peor aún, ¿de cuántos coaches se pierde el mundo porque no lograron sobrevivir de esta profesión y regresaron a sus trabajos tradicionales con el corazón partido?
Y si tu vocación de servicio es inmensa, ¿no te sentirías espectacular de poder bloquear un día a la semana para entregar tu servicio gratis porque sabes que tus ingresos están resueltos con tus clientes?
Te cuento algo: Mi oferta de valor y mis ingresos cambiaron cuando además de tener toda la pasión y el corazón para ayudar a mis clientes, también empecé a prepararme en temas de negocio, de valorar mi trabajo, de mejorar mi entrega, de ayudar a mis clientes a tener los mejores resultados, y por supuesto, a cobrar de acuerdo a eso.
Es momento que empecemos a reconciliar los términos vocación de servicio con dinero, que dejemos de ver nuestros servicios como un hobby de tres centavos sobre el cual no queremos llevar la cuenta, sino también como un negocio que cambia vidas, y seamos por supuesto los mejores, LOS MEJORES ayudando a nuestros clientes.