No seas el motivo por el que las personas se van
¿Qué tan a menudo sucede que las personas renuncian a una empresa por las nuevas políticas de eficiencia o porque el horario de refrigerio no es suficiente? Un reciente estudio de la prestigiosa consultora Gallup concluye que la principal razón por la que las personas renuncian a sus trabajos es por su jefe inmediato. La mayoría de las personas renuncian porque no pueden gestionar con su jefe directo o porque perdieron la confianza en el liderazgo del equipo gerencial. Contrariamente, las personas se quedan en una empresa incluso en momentos difíciles porque respetan y creen en sus líderes.
¿Qué cualidades poseen los líderes que logran este nivel de compromiso en sus colaboradores? Existen características fundamentales que los jefes deben “vivir” – ojo que no es tener – para lograr ser apreciados, respetados y por sobre todo, no ser las razones por las que excelentes colaboradores dejen su empresa.
Desde un CEO hasta un jefe, todos deben poseer una visión sobre los objetivos a alcanzar. Estos requieren ser claros, concisos, fáciles de entender por todos y sobre todo cada persona debe entender su aporte hacia el logro de ellos. Los líderes necesitan impregnar de optimismo, entusiasmo y pasión hacia el logro de ellos. ¿Cómo lo haces? En la manera como comunicas, en tus acciones diarias. Son innumerables las empresas que dedican semanas al planeamiento estratégico y luego fallan al aterrizar éste a todos los niveles de la organización. Las personas necesitamos entender para qué y por qué trabajamos, de qué manera MI trabajo aporta a las metas, y también cómo medir mi éxito en lograrla.
Un líder debe tomar decisiones, pero relacionado a la capacidad de tomar decisiones dentro de la incertidumbre. En este mundo más cambiante resulta cada vez más difícil controlar toda la información y tener todos los hechos y data necesarios para tomar decisiones. Un líder sabe confiar en sus colegas y equipo, sabe hacer las preguntas necesarias, y sabe reconocer el momento en el que debe confiar en su instinto y tomar una dirección.
De igual manera, un buen gerente tiene la capacidad de construir equipos colaborativos y de alto desempeño. Un buen líder sabe desarrollar talento, entiende cómo promover camaradería y sabe también cómo manejar conflictos. Desarrollar equipos de alto rendimiento no es una tarea fácil, sin embargo tener un equipo de ejecutivos talentosos logrará resultados significativos y simplificará el proceso de decisión a través del trabajo unificado.
Un líder tiene un muy buen autoconocimiento, definiendo éste como interno y externo. Internamente reconoce sus fortalezas y debilidades. No es perfecto y no necesita serlo. Reconocer esto lo ayudará para aceptar las cosas que no sabe y así poder preguntar. En la medida que un líder acepte que hay cosas que no sabe y brinde esa apertura, sus colaboradores podrán sentir que pueden aportar valor dentro de su área de experiencia. El autoconocimiento externo está relacionado a la forma cómo interactúa con otras personas. Tratar a sus colaboradores con integridad y respeto generará un respeto mutuo que será siempre apreciado.
Un buen líder sabe escuchar. Tener una buena capacidad de escucha está relacionado a poder repetir lo que la persona dijo de tal manera que el otro se sienta entendido. Es fundamental aprender a escuchar a todos, no sólo a los que hablan más fuerte o en los que más confías. A veces, los colaboradores callados, los que menos esperas, son los que tienen mucho que decir y seguramente que aportar. Invita a todos a hablar y practica tu capacidad de escucha.
Agarra un papel y apunta estas características. Ahora es un buen momento para empezar, y con la práctica será parte de ti. No esperes a perder un buen colaborador para hacerte la pregunta “¿qué pasó? ¿por qué se fue?”